miércoles, 2 de abril de 2008

En la cúspide de mi ignorancia.


cabacote

En la cúspide de mi ignorancia.
En una absurda e inconsciente actitud de prepotencia de la que nos valemos los seres que nos llamamos humanos, para vanagloriarnos de nuestra supremacía en el mundo humano y para mancillar el honor de otros seres humanos, he tenido la osadía supina de haber violentado un mundo, en la cual solo sus habitantes podrían ser capaz, de entender su mundo; y nosotros los invasores solo somos, estiércol de su mundo.

El día de ayer en mi escrito tuve la brutal osadía de comparar a los AUTISTAS con la estupidez de algunos seres, en el mundo, sin haberme tan siquiera preocupado, por enterarme de que se trata el AUTISMO; porque nosotros los seres humanos, solo somos repetidoras letales de conceptos peyorativos, de la mala interpretación de los términos lingüísticos de nuestro idioma.

En Venezuela y posiblemente en algunas otras partes del mundo, hablo de esa forma, porque no quisiera tener que rectificar nuevamente, mis palabras el día de mañana, y no por pena sino por honor revolucionario, porque los verdadero revolucionarios, no nos podemos dar el lujo de estar actuando a las ligera, así como me lo hiso saber el camarada ALVARO JOSE CAÑIZALEZ GODOY; en relación al tema del AUTISMO, quien de una manera muy, pero que muy humana, pedagógica y didáctica, me hiso entrar en razón de ¿Qué es? verdaderamente el AUTISMO.

Pero en Venezuela durante mucho tiempo y mi actitud lo demuestra, vivimos, y nos conducimos como loros de un estado que era calco de otro estado de cosas, y una de esas cosas, era repetir las cosas que nos hacían parecer lógicas y coherentes, es decir, éramos marionetas conducida desde la ignorancia, y en ella hemos permanecidos muchos de nosotros.

El camarada ALVARO JOSE CAÑIZALEZ GODOY, me emplazo, con todo el derecho que le da, el tener pleno conocimiento de lo que es el AUTISMO, a que rectificara mi actitud, es decir, me recomendó que considerara, una posible disculpa pública, para con las personas que padecen estos síntomas. Específicamente me dijo lo siguiente:

“Camarada Jesús, espero rectifique en cuanto a comparar el autismo con una situación ofensiva. Los autistas son personas dignas y llenas de amor en su mundo interno. No son estúpidos y mucho menos espejo de la mediocre oposición al presidente Chávez. Si algún cuidado debemos tener los socialistas, es la repetición de frases y palabras que hasta hace algún tiempo se emplearon para excluir. ¿Ha percibido usted, camarada Jesús, la ternura que expresan los niños y los ancianos autistas? ¿Se ha encontrado usted en la infinita interpelación de su silencio?
Aspiro leer de su autoría algún trabajo que dignifique a nuestro pueblo autista.
...Hasta la victoria siempre”

Camarada ALVARO CAÑIZALEZ; por medio de la presente y créame que lo hago de corazón, pido perdón a DIOS, a los que padecen estos síntomas y por vez primera, y espero que ultima, al hombre, es decir a usted hermano, y permítame darle las gracias por haberme sacado de una infinita ignorancia, en la cual nos hemos desarrollados, buena parte de los venezolanos, porque por muchos barrios de nuestros pueblos, aun se escucha, la palabra AUTISTA, con la finalidad de querer humillar a las personas. Espero pues, de todo corazón haber podido contribuir en algo, al respeto del mundo AUTISTA.

Permítanme finalizar este escrito con un poema, que aunque no me pertenece, creo que deja ver, lo mal que me siento.




"Podría estar más sola sin mi soledad,
tan habituada estoy a mi destino,
tal vez la otra paz,
podría interrumpir la oscuridad
y llenar el pequeño cuarto,
demasiado exiguo en su medida
para contener el sacramento de él,
no estoy habituada a la esperanza,
podría entrometerse en su dulce ostentación,
violar el lugar ordenado para el sufrimiento,
sería más fácil fallecer con la tierra a la vista,
que conquistar mi azul península,
perecer de deleite. "


Como ojos que miran las basuras
Incrédulos de todo
Salvo del vacío, y quieta soledad
Diversificada por la noche
Sólo infinitos de la nada
Tan lejos como podía ver
Así era la cara que yo miré
Así miró ella misma a la mía
No le ofrecí ninguna ayuda
Porque la pena era mía
La miseria densa y tan compacta
Tan desesperanzada como divina
Ninguna se absolvería
Ninguna sería una reina
Sin la otra, de modo que
Aunque reinemos, pereceremos.
(Emily Dickinson)

JESÚS CHUA ESPINOZA